
El Día Internacional de la Mujer, no es una jornada de festejo, como tampoco una fecha que reviste fines comerciales, para promocionar cenas y reuniones sociales varias, dentro de un marco erróneo que tiende a exaltar una imagen ya perimida de un " ideal femenino".-
El 8 de marzo es una jornada eminentemente reivindicatoria y de conmemoración de todas aquellas mujeres, que de fines del S. XIX, y los albores del siglo XX, lucharon denodadamente, para lograr condiciones de igualdad con el hombre. Es un recordatorio de fechas históricas referidas a luchas, protestas y matanzas de mujeres en la lucha por sus derechos- en este día se recuerdan hechos que recogen hitos a lo largo de los siglos.
La seguridad en el trabajo era palabra desconocida por los dueños de las fábricas,
en talleres oscuros, sin ventilación, en condiciones de hacinamiento, iluminadas por
sus viejas lámparas de parafina, sin ventanas, sin calefacción, sin aire, con
maquinarias sin dispositivos que evitaran los accidentes mortales y las mutilaciones.
Así transcurría la vida de estas mujeres y niños/as constituyendo su jornada
laboral de hasta 18 horas diarias, donde la fatiga, la baja paga, las presiones e incluso
los castigos físicos eran los modos utilizados por los empleadores para acelerar y aumentar
la producción.
100 años después, la seguridad en el trabajo no es una palabra desconocida,
pero lo que es más grave aún, es negada y ocultada por los poderosos.
Habrán cambiado las lámparas de parafina por luz eléctrica,
cambió el castigo físico por el psicológico, pero lamentablemente
esta breve descripción de estos años nos es cruelmente reconocida
en nuestro mundo actual.
Queremos en sus nombres conmemorar a todas las mujeres trabajadoras
que perdieron la vida en accidentes de trabajo y homenajear a todas
las otras mujeres que día a día luchan y se organizan, por cambiar
estas indignas condiciones de trabajo para que no necesitemos gritar
por rosas sino disfrutar de su belleza.
La lucha por la reivindicación de los derechos de la mujeres tiene
más de dos siglos de expresión, y sigue siendo una nueva necesidad
en el nuevo milenio. No buscamos culpables, buscamos caminos de cambio.
A su vez, necesitamos más personas, varones y mujeres de buena
voluntad que se comprometan con esta lucha.
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